: “
El ministro evangélico se ocupa de una obra solemnísima
y sacratísima”.
El Evangelismo, 138. “El ministro ocupa el
puesto de portavoz de Dios a la gente, y en pensamiento, palabras y
actos, debe representar a su Señor”.—Obreros Evangélicos, 20.
Debemos tener un ministerio convertido—La eficiencia y el
poder del ministro verdaderamente convertido haría temblar a los
hipócritas de Sión y atemorizaría a los pecadores. El estandarte de
la verdad y la santidad está desapareciendo en el polvo. Si quienes
tocan las notas solemnes de amonestación para este tiempo reconocieran
su responsabilidad para con Dios, verían la necesidad de orar
fervientemente. Cuando las ciudades eran silenciadas en el sueño
de medianoche, cuando cada hombre habíase marchado a su propia
casa, Cristo, nuestro ejemplo, se retiraba al Monte de los Olivos,
y allí, entre las sombras de los árboles, pasaba la noche entera en
oración. Aquel que no tuvo ninguna mancha de pecado,—fuente
inagotable de toda bendición, cuya voz fue escuchada en la cuarta
velada de la noche con bendición celestial por sus aterrorizados
discípulos en el tormentoso mar; y cuyas palabras podían reclamar a
los muertos de sus tumbas,—fue el que suplicó con gran clamor y
lágrimas. Oró no sólo por sí mismo, sino por aquellos a quienes vino
a salvar. Al llegar a ser el suplicante, buscando de las manos de su
Padre nuevas fuerzas, y regresando renovado y revigorizado como
el sustituto del hombre, se identificó a sí mismo con la humanidad
sufriente, y le dio un ejemplo de la necesidad de orar.—
Testimoniesfor the Church 4:528.
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