EN EL SERMÓN DEL MONTE LAS BIENAVENTURANZAS
Nuestro Señor pronunció su sermón en el monte cerca de capernaún, á principios del segundo año de su ministerio en 28 A. D. , y como Mateo dice, en un monte, ó según Lucas, sin duda, descendido Jesús de la region más alta y apartada _ á donde se había retirado con el fin de orar, y de escoger á los doce apóstoles _ á la falda del monte, en donde había un lugar plano capaz de contener á un auditorio numeroso compuesto de sus discípulos y de la multitud. En él nuestro Señor ejemplifica de muchas maneras la naturaleza divina y espiritual de la vedadera religión, que hace su trono en el corazón y gobierna eficazmente la vida, puramente heredada, ceremonial y externa. ( Diccionario de La Santa Biblia )
DICHOSOS CUANTOS CUMPLEM perfectamente las leyes de Dios.
¡ Dichosos cuantos buscan a Dios, y cumplen siempre su voluntad, sin hacer concesiones al mal, y andan solamente en las divinas sendas.
" ¡ Dichoso el hombre a quien Dios corrige ! cuando peques no menosprecies el castigo del Señor. Pues aunque EL hiere, venda y vuelve a sanar.
_ ¡ Dichosos los que reconocen humildemente sus necesidades ispirituales, porque de ellos es el reino de los Cielos !
¡ Dichosos los que lloran, porque serán consolados !
¡ Dichosos los mansos, porque el mundo entero les pertenece !
¡ Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque la obtendrán !
¡ Dichosos los bondadosos, los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia !
¡ Dichosos los de limpio corazón, porque veran a Dios !
¡ Dichosos los que luchan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios !
¡ Dichosos los que sufren persecución por ser juntos, porque el reino de los Cielos les pertenece !
"Cuando alguien los ofenda o persiga por ser mis discípulos, ¡ maravilloso !
¡ Alégrense, porque en el cielo les espera gran recompensa ! Recuerden que a los profetas antiguas los persiguieron también.
Benditos para siempre los que lavan su ropa para tener derecho a entrar por la puerta de la ciudad y comer el fruto del árlbol de la vida.
Bendito el que lee estas profecía, y benditos los que le oyen y le hacen caso, porque la hora de los acontecimientos se aproxima.
Sin embargo Nuestro Patria está en el cielo, de donde con ansias esperamos el regreso de Jesucristo Nuestro Salvador. Amén,
( La Biblia al día Sal. 119: 1, 2. Job 5: 17, 18. Mt. 5: 3 - 12 Ap. 22: 14. Fil. 3: 2).
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