Desde la decisión del presidente de Estados Unidos Donald Trump de retirarse del acuerdo sobre el cambio climático de París, la apasionada oposición ha sido fuerte desde todos los ángulos, desde los líderes mundiales, religiones del mundo, ejecutivos de negocios, liberales, el ciudadano común e incluso los evangélicos, algunos de los cuales votaron para poner Trump en la oficina. Con tal reacción, el Sr. Trump se verá obligado a hacer frente a este problema en un futuro muy próximo. En su mensaje de retirada él dijo lo siguiente: “…Los Estados Unidos se retirará del acuerdo climático de París… pero iniciara negociaciones para reingresar o bien el acuerdo de París o a una – realmente completa nueva transacción, en condiciones que sean justas para los Estados Unidos… Así que vamos a salir, pero vamos a empezar a negociar, y vamos a ver si podemos llegar a un acuerdo que sea justo. Y si podemos, eso es genial.”[1] Podría muy bien ser que la nueva transacción, en cualquier forma que pueda venir, podía traer consigo medidas aún más estrictas, especialmente en lo que calamidades climáticas son cada vez más frecuentes y desastrosas.
Un político muy influyente que representa a su partido político, Nancy Pelosi (líder de la minoría de la Cámara de Representantes), ha citado profusamente en Francisco denunciando el fracaso moral del señor Trump de apartarse del acuerdo climático de París. Hasta ahora ella va a decir que Trump ha pecado contra Dios, ha socavado el “bien común” [una enseñanza social Romano Católica], y que el cambio climático es un acto de adoración ordenado a todos. Esto significa que en el acuerdo de París, la adoración (adoración a la naturaleza, adoración al Papa, adoración al Sol) no sólo está implicada, sino es el objetivo.
Lo que dijo Nancy Pelosi: “’Los líderes religiosos, empezando por su santidad el Papa Francisco, a la comunidad evangélica, nos han instado a ser administradores responsables de la belleza de la creación de Dios. Ellos creen que usted vive en este planeta que es la creación de Dios y tenemos la responsabilidad moral de ser buenos administradores del mismo…’ Cuando el Papa se dirigió a la Casa Blanca, habló sobre los peligros de la contaminación del aire, cuando estuvo aquí. Apenas la semana pasada, el Papa se reunió con el presidente Trump y le dio una copia de su Encíclica, que hizo el asunto fuerte para detener la crisis climática. El Papa escribió que el clima es un bien común que pertenece a todos y destinado a todos. La Biblia nos dice que atender a las necesidades de la creación de Dios es un acto de adoración. Hacer caso omiso de esas necesidades es deshonrar el Dios que nos creó y es lo que estamos haciendo por alejarnos de este acuerdo ‘”. [2] En otras palabras, aquellos que no vayan juntos con la encíclica del Papa y el acuerdo climatico de Paris no están adorando a “Dios”.